martes, enero 17, 2012

Silencio y escucharás al viento...

Algunos, los más, visitamos la barranca para recapacitar...


Parado a la orilla de aquella barranca, pidiendo al cielo la valentía para lanzarme al vacío en vez de pedir la fortaleza para regresar sobre mis pasos y reparar el daño para seguir adelante por alguna extraña razón, bendición o un no sé qué... reflexioné.

La noche en que te perdí familia, sabía que debía dividirme en dos por dentro y encarcelar mi ser muerto lleno de perversidad y vicios, sin ilusiones, me llamaba con su gran poder para mal obrar con quienes tanto me apreciaban y es que todos tenemos un lado oscuro que gobernar desde el principio del andar, cientos de tentaciones que vencer en este mundo nuevo más aún no renovado, mi alma cansada por la desolación en que la había sepultado desde tiempos en donde burlarse de las reglas del libro del "sentido común" en lugar de medirlas y balancearlas para mi vida y el bien vivirla... pero no lo haría, para que luchar ya, mi ser vivo, luminoso de virtudes se encontraba en un rincón más pequeño y más sin fuerzas de tantos años de desamparo y descuido, con eso, ni pensarlo no lograría nada, sólo una imagen en mi adormecida mente aparecía, terminar con el sufrimiento de mi afligida familia con un salto al silencio desde la cima donde ya no tuviera remedio...

Después de seis o siete horas de manejar en total agonía, decidido a terminarla entre gritos de dolor que nadie comprendía, un total silencio acabó por dominarme, mis demonios se aplacaron dejando de lado su incitación pues la batalla la creían más que vencida, al llegar aquí, todo mi ser creí, estaba dispuesto a ponerse su propio fin, de pronto quise sin querer, hacer una pausa al contemplar frente a mi el paisaje que me rodeaba... hacía unos seis veranos que había llegado hasta aquél paraje de la sierra, aunque no recuerdo bien cual fue la meta al andar esos caminos poblados de pinos de incontables, donde el cielo se ve más de cerca y la naturaleza te deleita con maravillosas vistas a donde quiera que volteas, claro, de eso me doy cuenta ahora, porque entonces era todo fastidioso y hasta casi insoportable, de esas bellezas que te causan aborrecimiento de tanto que te intimidan y piden a gritos tu agradecimiento, recuerdo que al detenernos en este puente tomé la firme decisión de que si un día tuviera que morir, sería en el eterno vuelo que este cañón me daría... un buen lugar para dejar de existir... pensé con cierta melancolía para acabar con mi triste desconsuelo de vida...

El silencio del lugar era tan inmenso y tan intenso que terminó por enmudecer mis pensamientos, por un momento me enganché de él y lo escuché, no se si era la naturaleza, dios o sólo el viento, pero éste me susurro palabras únicas llenas de aliento, debe ser que viví aturdido por las voces de los malos deseos, hasta mis demonios bajaron la mirada al suelo por la impotencia que les producía aquel que ya no fue desencuentro, de pronto entre nubes recordé que las bendiciones nunca faltaron, que solía reír y hasta bendecir a quienes me querían y hacían tan felices mis días de luz... la grandeza de la vida se reunía allí para clamar por mi vida,  perdí la noción del tiempo entre recuerdos y fuerzas que recorrían el cuerpo... de pronto apareció el nudo en la garganta hasta convertirse en llanto, sí, allí llorando como un niño le pedí perdón al viento, pero lo más difícil era perdonarme a mi mismo, entonces a medio fondo de la barranca apareció como un hermoso mensaje, una familia de ciervos que terminó por doblarme, ya en en brazos de la tierra sentí que era el momento y acabé perdonándome...

Ahora soy un hombre más que un hombre nuevo, soy uno renovado que se salvó gracias al viento... me reconozco alma, una muy vieja que por fin aprendió no hay lección de vida que de dentro no venga, soy cerebro y soy cuerpo... el camino fue duro pero se lo debo al susurro del viento...

Sierra Tarahumara, Chihuahua, México.


Hay ciertos nudos en la garganta que no se pueden explicar, empiezan con un cosquilleo que pareciera mortífero, retorciéndote por dentro, generalmente le acompañan unas lágrimas, pocas o muchas depende del dramatismo con que se elija su nacimiento, pero todas dejan una huella amarga al abrirse camino y rodar hasta el suelo mismo... pero todas, todas ellas purifican hasta los más sucios y los más tristes sentimientos... 

Soy Maggy

4 comentarios:

Unknown dijo...

sos vos el alma del viento, vivir tambien es un suicidio es prolongar la muerte pero en el proceso solo purificacion

Anónimo dijo...

En el Silencio, te escuchas... =)

[DrAk'S] dijo...

Este es otro mas de tus estruendosos sosiegos en la inmensidad de la tormenta etérea.

Lempiras dijo...

Cuando todo va mal, lo bueno es apartarse para poder estar en silencio

saludos...